jueves, 13 de octubre de 2016

¡Viva España! ¡Visca Catalunya!



En “El hombre de las mil caras”, la excelente  película de Alberto Rodríguez sobre la rocambolesca y españolísima historia de la detención de Luis Roldán, hay un momento inolvidable, equivalente a esos míticos  diálogos  que uno puede disfrutar en  ‘El Padrino’ de Coppola.  

Entre las sombras  de una  penumbra admonitoria, charlan frente a frente Francisco Paesa (Eduard Fernández)  y Osorno (Emilio Gutiérrez Caba)  antiguo camarada de viejas misiones  al servicio de Ministerio del Interior y del  CNI. En esa conversación, repleta de tensión contenida, amenazas sobreentendidas, compañerismo cínico  y laconismo armado,  Francisco Paesa le invoca a su interlocutor nada más y nada menos que la patria.  Osorno le responde, con media sonrisa sardónica, que  su patria  es el dinero. 

Ayer, escuchando a según quién hablando  con pasión  lacrimógena de la fiesta nacional,  recordaba esta escena debido, probablemente,  a que todavía retengo la  imagen del banquillo de los acusados de la trama Gürtel,  en el que se sienta  lo bueno y más granado del PP, uno de los partidos políticos  más patrióticos con que cuenta España. (El PSOE y C’S  le van a la zaga).

 Según consta en el sumario, el PP viene distribuyendo desde el año 1999  un Power Point muy patriota en el que  informa y  forma a su alcaldes sobre cómo malversar  fondos públicos  y sobre las estrategias  más discretas y efectivas   para  estafar al fisco, o sea, la mejor manera de impedir que tengamos mejores colegios, mejores hospitales y pensiones para nuestros jubilados. 

El incendio  que podría haber provocado esta noticia - ilustrada por el diario El Mundo con las mismísimas diapositivas del crimen - ha sido convenientemente sofocado y  no ha trascendido más que en algún medio de comunicación.  La existencia probada de un método con que una organización política ha venido delinquiendo durante 20 años de manera sistemática  y perfectamente organizada,  debería ser motivo más que suficiente como para ilegalizar al PP o, en su defecto, para  imputar y condenar  a los más altos  dirigentes que la auspiciaron, promovieron y ejecutaron, con el único objetivo de enriquecerse a costa del erario público, del dinero del país, incurriendo, en definitiva, en un delito de alta traición. 

Algo parecido vivimos a diario en Cataluña, donde el heredero de la mafia Pujol- Ferrusola, el jefe del partido patriótico  que ha esquilmado a los catalanes durante décadas, después de la huida en helicóptero desde el mismísimo Parlament catalán entre un grupo de manifestantes que le increpaban, y ante el peligro de perder el poder,  decidió  disfrazarse de  Macià resucitado,  escondiendo  debajo de la estelada, de multitudinarios  11 de Septiembre  y en la axila de su brazo en alto,  toda su mierda y el grueso  del botín. 

Recuerdo especialmente un 12 de Octubre en el que el gobierno de PP  izó una descomunal bandera española en la madrileña Plaza de Colón,  candidata sin duda a formar parte del libro Guiness de los records. Por aquellas  fechas, las tarjetas Black  de Caja Madrid echaban humo y el PP y sus cómplices  engordaban a destajo sus bolsillos a cuenta de los españoles, votantes del partido incluídos.

Era la época dorada de la malversación y  la rapiña patriótica. Por aquellos días, dos conocidos patriotas,  José Mª Aznar y  Jordi Pujol, se reunían en el Hotel Majestic de Barcelona. Ninguno de los dos, ni sus herederos políticos,  pisarán la cárcel. Me los puedo imaginar negociando entre la penumbra de las sombras, esbozando los mismos gestos que Paesa y Osorno, susurrando  en complicidad íntima, “amigo mío, amic  meu, nuestra patria es el dinero.”

No hay comentarios: