lunes, 3 de diciembre de 2007

El derecho a decidir (de las narices)

Una vez más, la mayoría de los partidos con representación en el parlamento de Catalunya han vuelto a poner delante el hecho nacional, soberanista, identitario, diferencial, o como quiera que se llame, por delante de las necesidades reales de los ciudadanos. Pero esta vez lo han hecho con un descaro fuera ya de toda decencia (CiU i ERC), o con tal falta de inteligencia que raya la ingenuidad pueril (IC).


Que los dos primeros se lleven el agua a su molino y pongan por delante del cabreo general el “derecho a decidir” (como si no tuviésemos ya ese derecho) no me extraña nada. A CiU le han salido las 3 CIRSAS con la “mani”, j usto un par de semanas después de que Mas presentase bajo ese mismo lema su nueva oferta nacionalista. Lo de CiU es puro teatro, Hamlet, siempre jugando a ser y no ser, pero ahora con el agravante de haber gobernado durante 23 años, 4 de los cuales (los últimos) con una financiación record en los tiempos en que Aznar hablaba catalán en la intimidad (¿Dónde está el dinero? ¿En qué lo emplearon? ¿Se hicieron las 100 familias catalanas de siempre esos años más ricas? ¿Alguien puede explicar este misterio?)

Lo de ERC, por su parte, es bochornoso: Aprovechar la convocatoria del desahogo ciudadano (que es lo único que nos queda, el desahogo) para pedir la independencia. Esto prueba que esta gente (¿de izquierdas?) no se va andar con chiquitas a la hora de manipular cuando sea y como sea al ciudadano con tal de llegar a su independencia, a su panacea, al estado ideal de las cosas en donde ataremos los perros con longanizas; porque está científicamente probado (Carord y Puigcercós lo saben) que en un estado independiente las infraestructuras funcionan mejor, por el simple hecho de ser independientes.

Y IC siempre haciéndole el bolsillo gordo a CiU, al nacionalismo y al soberanismo, siempre en la guerra que no toca. Ya les viene de lejos, de cuando el PSUC mandaba a su militancia obrera, ávida de reivindicar libertades , al paseo de los ricos, a gritar por el Estatut y Visca Catalunya, mientras entre las persianas de los grandes áticos del Paseo de Gracia, los que financiaban el nacionalismo catalán, los apellidos de siempre, nacionalistas con la bandera que toque, se frotaban las manos. Ahora Saura y Herrera deberán cambiar de lema: “primero la independencia, después cercanías”

Nada ha cambiado. Unos tan listos y otros tan tontos, y unos pocos (los de siempre) tan sinvergüenzas. Y de aquí unos días volveremos a los retrasos en cercanías, se volverá a ir la luz, seguiremos pagando peajes y acampando en El Prat, pero con la sensación del deber cumplido, por haber gritado, (esta vez en Via Layetana) por el derecho a decidir.

Vuelvo mañana

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