jueves, 12 de julio de 2007

T( y 3)

¿Por qué le tiene miedo? La verdad es que no entiendo nada. Le da toda la confianza, no le pregunta ni el nombre y al mismo tiempo está al borde del infarto. En fin, a ver como acaba esto.

-Aquí tienes - me atreví a tutearle, casi como un recurso inconsciente con el que recuperar la valentía, y hasta la compostura - En esta dirección te ofrecerán cumplida información de todos los cursos relacionados con la electricidad. No dejes de escribir y, si te decides y necesitas ayuda relacionada con tu estancia en Terrassa, ya sabes donde.

T cogió el Post-it de una manera extraña. Un Post-it no es más que un pequeño pedazo de papel, de color amarillo, con cola adhesiva aplicada en un pequeña franja superior. Un Post-it es el recordatorio permanente del desorden de un despacho. T lo recogió con tal delicadeza, con un gesto tan medido, equilibrado, suave y armonioso que parecía estar recogiendo el pétalo de una orquídea o el ala rota de una mariposa muerta. De nuevo sentí escalofríos.

- Le agradezco mucho, de veras. No lo voy a olvidar. Han sido 5 minutos espelédidos los que he peasado aquí. ¡Salvador! ¡Víctor!... Oh, y esta postal de Santiago! ¿Quién la envió? ¿El mismo? ¡Qué lindo! Le recuerdo: cuantito llegue a Chile yo le voy a enviar la Historia. Para mi ha sido como un regalo poder estar en esta oficina. !Chao, que disfrute!

Y se fue. T salió por la puerta de mi despacho tal y como entró. Piel bronceada, Levis entiqueta naranja, raya a la derecha, náuticos impecables (como si fuesen de charol), Vuarnets opacas con el reborde dorado y una carcajada blanca, afilada, impecable.

Me pareció oir el vuelo del cóndor, pero resultó ser una imaginación mía, seguramente, fruto de la tensión contenida; porque, a los pocos segundos, vi como una de las esquinas mal clavadas del póster que recuerda a Salvador Allende Gossen se agitaba, inquieta, debido al efecto del aire acondicionado que disparaba sobre ella, a bocajarro, el frío del verano.

Y eso es todo. No hay ni una linea más escrita.
Creo que este es el final

Vuelvo mañana

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Soy José Luis Melgosa y estoy indignado, y asustado. No sé como ha llegado hasta usted este relato. Para mí, escribir lo que me ocurrió con T era un ejercicio prescrito por mi psicoanalista. He pasado noches sin dormir, mojado en sudor. Los compañeros en el trabajo me preguntaban por mi aspecto, mi desaliño, mis ojeras. Hasta que visitó al médico y me recomendó que escupiese toda la tensión en forma de relato. Así es que no entiendo como ha podido llegar hasta usted y, lo que es peor, no entiendo como puede decir, tan tranquilamente que yo le he hecho llegar la historia. Le pido, por favor, que la retire de la red. Me temo lo peor. Tómese mis palabras como una súplica. No se que podría llegar ocurrirme si T viese publicado esto. !No saben ustedes de lo que esa gente es capaz!!Por favor! Bórrela.
José Luis Melgosa

Anónimo dijo...

Hola soy un anónimo compañero de trabajo del tal JLM y doy fe de lo que el mismo suscribe, su aspecto ha desmejorado mucho esta última semana. Creo que necesita urgentemente unas vacaciones para superar tremenda vivencia... Pobrecito JLM ...

Anónimo dijo...

Pero hombre ¿como se te ocurre? Mis condolezas a Melgosa a quien seguramente ahora mismo estarán aplicando la picana con tecnología made in Tarrasa.